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Book Review of Hasta que nos quedemos sin estrellas 

By  BookishBearx

Reseña de "Hasta que nos quedemos sin estrellas"

Desde el primer instante en que vi "Hasta que nos quedemos sin estrellas" de [Nombre de la autora], sentí que me llamaba, quizás por la promesa de una historia romántica que podría adentrarse en los matices de la juventud y el amor. Sin embargo, mi experiencia con este libro fue un viaje bastante tumultuoso, que se debió más a las elecciones de los personajes y la trama que a la prosa misma, que, por cierto, es bastante aceptable.

Desde el inicio, me encuentro debatiendo qué puntaje darle; si una estrella o dos, así que, ¿por qué no una y media? La redacción fluye y se deja leer, pero aquí es donde comienzan mis serias discrepancias con el contenido.

Hablemos de Maia. Ay, Maia… Me encontré frustrada con su carácter inflexible y su constante agudeza verbal. La autora intenta hacerlo parecer una defensa natural frente a sus problemas, pero su actitud me dejó sintiendo cero empatía. Su relación con Liam, aunque intenta ser un romance, es más bien un desfile de enfrentamientos tontos seguidos de reconciliaciones algo forzadas. De verdad, un ciclo interminable que hace que el lector se pregunte si hay algo más profundo en sus interacciones.

Y luego está la trama: ¿a dónde va? La falta de dirección se siente como un vacío que nunca se llena. Maia es bisexual, algo que se lanza sin desarrollo adicional, y su relación con su hermana en coma, que luego fallece, se aborda de manera casi superficial, lo que me pareció un intento de añadir un “dramita” que carece de profundidad. Esto, sumado al clichéd intento de suicidio, me hizo sentir que el tema de la salud mental fue tratado con una ligereza inaceptable.

Los personajes secundarios, si se pueden llamar así, parecían más caricaturas que individuos tridimensionales. Liam, que es supuestamente el “fuego” a la “hielo” de Maia, carece de personalidad, y Michelle, que aparece como un antagonista sustancialmente superficial, apenas provoca interés. Este enfoque en el paternalismo —donde Liam, prácticamente, se convierte en la solución a los problemas de Maia— me resultó grotesco. Como si la fortaleza femenina tuviera que validarse solo a través del amor de un hombre. Es frustrante y, honestamente, un poco ofensivo.

La prosa también plantea desafíos. Las expresiones constantemente repetitivas y un estilo algo abrumador —“que te jodan”, “cabrona”…— se sienten desgastadas. Las escenas eróticas, que deberían ser momentos de emoción e intimidad, se convirtieron en instantes de risa incómoda. El hecho de que Liam nombrara a su pene en medio de una conversación romántica me sorprendió no solo por ser poco atractivo, sino por ser tan absolutamente ridículo.

Al final, “Hasta que nos quedemos sin estrellas” me dejó con una sensación de decepción. Si bien puede haber una audiencia para esta historia —quizás aquellos que se sientan cómodos con dramas adolescentes llenos de tópicos repetidos— personalmente, creo que el libro podría haber alcanzado mucho más si se hubiera explorado con mayor sensibilidad la profundidad de los problemas emocionales y las relaciones humanas.

Dicho esto, si buscas una historia que, a pesar de su falta de matices, se deslice suavemente a través de tus manos, tal vez esta sea una lectura entretenida para pasar el rato. Sin embargo, para aquellos que buscan un trato más serio y considerado con el amor y la salud mental, puede que sea mejor mirar hacia otro lado.

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